Monólogo futurista sobre las relaciones amorosas y el sentido de la vida
Escrito por José Emilio Hernández, dirigida por David Jiménez Sánchez y producida por Teatro UNAM, el monólogo es la historia de dos personajes, Luis Eduardo y María (ambos interpretados por Yee) quienes son seleccionados para viajar en el tiempo por el gobierno de Estados Unidos, que tiene una presencia militar constante en nuestro país. Los protagonistas deberán enfrentar los problemas causados por una organización gubernamental extranjera que aceleró el fin del mundo. La entrañable anécdota nos acerca a las relaciones amorosas, los finales inevitables y el sentido de la vida.
Memoria, ficción, historia del arte y catástrofes globales se entrelazan en un escenario posapocalíptico donde lo personal y lo colectivo se funden en un intento por comprender el presente.
Jiménez Sánchez mencionó: “Para darle coherencia a la historia, creamos un diseño de la escenografía cuyos elementos fueron elegidos para resolver el planteamiento del ambiente futurista y la referencia a la ciencia ficción, pero sin parafernalia ni el uso de recursos que desborden la trama; por el contrario, son usados de manera muy sencilla. Por ejemplo, el momento en que ocurre un viaje al futuro, es una escena que sucede sin grandes aspavientos”.
“Fue muy emocionante hacer esta obra de acuerdo a como entendemos la ciencia ficción, con materiales e ideas puestos sobre la mesa para resolver los planteamientos necesarios pero también para conseguir un estilo muy a la mexicana, en particular en el manejo del humor, pues estamos inclinados a darle un sentido muy particular. El resultado se volvió sumamente personal”, comentó el director.
El dramaturgo José Emilio Hernández comentó: “Resulta muy interesante que el planteamiento básico de la obra ahora, en este momento, sea tan cercano a la realidad, por las declaraciones del presidente de Estados Unidos, que desde luego cuando iniciamos el proyecto no imaginamos que podría ser algo cierto. Lo bueno es que sólo se trata de una coincidencia. Lo que hicimos fue simplemente construir nuestra propia lógica de la ciencia ficción, muy a la mexicana, con el humor inevitablemente incluido en la trama”.
A propósito del humor presente en la puesta, dijo que su presencia es pieza fundamental para conseguir el nivel de complicidad con el público que pretende el montaje, y que pueda generar reflexiones propias. “Es una propuesta sencilla, accesible. En ella, a partir del planteamiento escenográfico y la actuación de Luis Eduardo Yee, se disgregan otros elementos referenciales al propio género de la ciencia ficción, para proporcionar claves al espectador mediante los objetos incluidos en la escenografía, que son de verdad muy llamativos. Además todos ellos fueron utilizados en otras obras universitarias”.
Hernández detalló que “es una obra de amor romántico, que se acerca mucho a lo cursi. Cosa que no me intimida, pues creo que lo amoroso siempre debe contener al menos dos elementos que sugerir: algo de ingenuidad e idealismo. Sin ellos, se trata de una relación perdida. Por eso el título tiene mucho de esa idea, que por las ganas, el ímpetu y la voluntad de enamorarse las personas se arrojan a la aventura, aunque sepan que es inevitable que termine de algún modo”.
Las funciones se llevarán a cabo hasta el 8 de junio en el Teatro Santa Catarina, con horarios los jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas.